13 agosto, 2010

un ídolo

Tener ídolos es una tontería; Michael, por ejemplo, dice que nunca querría conocer a un ídolo porque, como tal, lo habría idealizado en su cabeza, y por tanto el ídolo en persona sería mucho peor de lo que esperaba y dejaría de ser un ídolo para convertirse en un fiasco. Pero a mí lo de razonar me va poco, y los ídolos me vienen y me van de la cabeza; aunque hay uno del que nunca me acuerdo hasta que vuelvo a leer algo suyo y digo: "este tío es mi ídolo". Javier Cercas. Porque parece que escribir, y escribir no especialmente bien, no con maestría pero sí con pericia, y también con auténticos puntos de genialidad, es ago que le sale natural desde por la mañana. Igual que convertir la realidad en una buena historia. Cada vez que leo su columna, cuando me he leído un libro suyo, he disfrutado en la misma cantidad que he sentido envidia (de hecho me da tanta envidia que cuando me parece descubrir un par de errores gramaticales me río de él para mis adentros). La imaginación es infinita, pero la realidad tiene límites, y es por eso que creo que tratar con la primera es mucho más difícil.
Todo esto viene a que ayer me terminé Anatomía de un instante, sobre el 23-F, que no acaba de salir que no me acuerdo ni de cuando salió, que trata de un tema por el que no me he intersado en mi vida pero que, en cuanto cerré la página, me dio el impulso de escribirle una carta a Javier Cercas agradeciéndole que haya escrito ese libro, pero como sé que no lo voy a hacer porque además de que son las típicas cosas que no se hacen sería ridículo, pues la escribo aquí (quizás incluso la lea Javier Cercas y se dé cuenta del guiño que le acabo de hacer a sus poco puristas párrafos llenos de comas):
Señor Cercas:
Es usted un escritor acojonante. "Anatomía de un instante" es un libro simplemente acojonante.
Gracias señor Cercas.

Javier Cercas, mi ídolo de hoy. Recomiendo el libro, que muestra a una España calcada de la hoy en día, porque para variar, la historia no nos ha enseñado demasiado y seguimos siendo el mismo país que éramos el 23 de febrero de 1981. O prácticamente el mismo, o mejor en algunas cosas y peor en otras, lo cual acaba compensando y acaba siendo, en fin, prácticamente el mismo.

26 julio, 2010

mi madre es sabia

Hoy he visto a Zapatero en la tele y he comentado "mira que este hombre cada vez parece más un guiñol que una persona". Sin mala leche, como simple observación, porque a pesar de que yo no le voto el hombre me da un poco de pena.
Y mi madre me ha dicho a propósito de Zapatero: "Prefiero mil veces ser recordado por una crisis que por una guerra". Olé mi madre. Habrá gente que piense que no importa que un gobierno se manche las manos de sangre mientras cree dinamismo empresarial y le dé más subvenciones a los autónomos y más yates a Botín. El Gobierno de Zapatero no es un santo, es en muchos aspectos un hipócrita que sigue vendiendo armas a quien no debe con el que se matan a inocentes, pero es verdad que no ha metido a España en una guerra ilegal.
Dice mi madre que llegará un día en el que Aznar, Blair y Bush serán juzgados por crímenes de guerra. Como en la película de El escritor. Mi madre es sabia. Así que ya veremos.

22 julio, 2010

algo nuevo bajo el sol

Esta semana, para variar, los medios se han interesado un poquito por los Balcanes. Ayer, titulaba El País que "Serbia y Croacia avanzan hacia su reconciliación". Bueno, puede que los políticos de Serbia y Croacia "avancen"; pero la gente de la calle, en su mayoría ya pasa del rifirafe serbio-croata -por favor, que nadie tome a los niñatos con gorritos chetniks e insignias ustachas, es decir, fascistas de ambos lados, como norma-. Muchos hasta se atreven a decir que hablan el mismo idioma (hablar de serbio, croata, bosnio y montenegrino es como hablar de andaluz, porteño, colombiano y madrileño). En fin, no está mal el abracito entre los presidentes serbio y croata, Tadic y Josipovic; aunque muchos ya sabemos que en su día Milosevic y Tudjman mandaban a sus ciudadanos a matarse entre ellos mientras ellos tomaban café en plan amiguetes. Pero bueno, lo dicho, una buena noticia que yo he preferido titular Serbia y Croacia escenifican su reconciliación.

Distinta es la historia de Kosovo. Aquí pocas posibilidades tengo para ponerme chupiguay happyflower como a veces me pasa en los Balcanes, porque esto puede traer todavía mucha cola. Hoy el Tribunal Internacional de La Haya emitirá un dictamen no vinculante (que por una vez no será como tener un tío en Graná, porque seguramete inclinará la balanza de los indecisos) sobre su independencia, declarada unilateralmente en 2008. Para los que se pierdan aquí tienen Argumentos a favor y en contra de la independencia de Kosovo.

"Newborn" ("Recién nacido"), monumento en Pristina, P.L.C.

Personalmente creo que los serbios tienen razón en que la secesión de Kosovo se hizo de manera ilegal: no puede ser esto jauja, anda, que somos independientes, y si a EEUU le hace gracia pues así nos quedamos, y sino nos invaden por terroristas. Lo que pasa es que los serbios, como me decía mi amigo Rade (que estará ahora preparándose para irse a desfasar al festival de Guca), han tenido durante años la política equivocada en Kosovo. Los albaneses han sufrido lo suficiente como para ganarse los apoyos a su nuevo país. Pero no hay que olvidar que este fue la razón para crear Israel, donde los pobres judíos supervivientes del Holocausto han creado un estado terrorista, quizás el único que se mueva tanto por economía como por odio puro. Así que la independencia de Kosovo, que ya creo que es irreversible, deberá ser estrechamente vigilada, los radicales islamistas que pueda haber por allí (de momento es todo más fábula que realidad, pero quién sabe) erradicados, y cualquier pretensión de extenderse más allá de sus fronteras, frenada. La independencia de Kosovo puede ser el carpetazo a los conflictos de los Balcanes (Serbia pataleará, pero es improbable que dañe su candidatura a la UE con aventuras patrióticas) o el origen de una nueva época plagada de conflictos. Y de nuevo, otra vez, la clave no la tienen los propios Balcanes, sino Occidente.

20 julio, 2010

la paranoia

El otro día decidimos echarle estómago –ni Michael ni yo somos unos grandes admiradores de los sionistas y nos esperábamos lo peor- y ver el documental “Defamation”, del director israelí Yoav Shamir. La sinopsis de la película venía a decir que, tras ser acusado de antisemita por su anterior cinta, “Checkpoint”, el cineasta decidió investigar sobre el antisemitismo, del que se habla todos los días en los medios de este país ilegítimo.
“Antisemitismo”, “Holocausto” y “nazi” son términos comunes en las noticias israelíes. “Todo el mundo odia a los judíos. Gran Bretaña odia a los judíos. Francia odia a los judíos. Alemania odia a los judíos. Por no hablar de los países árabes”, dice un redactor jefe octogenario, superviviente del Holocausto que enseña en su brazo el inconfundible número tatuado en Auschwitz: quizás una justificación para esta estrechez de miras. Porque, a pesar de que muchos judíos –y especialmente muchos judíos americanos- están obsesionados con que el mundo está continuamente planeando su exterminio, lo cierto es que en gran parte al mundo le da igual.
Shamir va a la central de la Liga Antisemitismo, una poderosa organización con sede en Nueva York que se atreve a dictar, ante la cámara, comportamientos a jefes de Estado. Pregunta si hay alguna historia de antisemitismo que pueda seguir con su cámara, y una oficinista que parece aburrirse bastante en su trabajo le cuenta sobre los tremendos ataques a los judíos en las últimas dos semanas. Una enfermera que no pudo cogerse vacaciones. Otro que no se pudo coger dos días para una festividad religiosa. Otro más de lo mismo. Una queja por un artículo en un periódico con “matices antisemitas”. Y ya.
La cosa sería hasta anecdótica si no fuera porque es precisamente esta paranoia colectiva, que les da de comer –langostas- a muchos, la que mantiene al estado terrorista de Israel tal y como está, y la que no deja paso a otras políticas que pongan fin de una vez por todas a la mayor injusticia de la Historia. El director sigue con su cámara a un grupo de chicos que va a Polonia a conocer de primera mano los horrores del Holocausto. Treinta mil adolescentes hacen ese viaje cada año, y antes de partir se les advierte que “todos nos odian, estamos expuestos a un ataque en cualquier momento”. Ya en Polonia, se encuentran con tres viejos:
- ¿De dónde sois?
- De Israel.
- ¿Y por qué no habláis “israelí”? Parece que habláis chino.
- No entiendo qué dice. ¡Nos está llamando zorras! ¡Nos está llamando putas israelíes!
Tal cual. Patético. Y luego les hacen un recorrido por toda la “industria de la muerte” (campos de concentración, museos, etc.), como lo llama un profesor universitario, para ponerles les tripas negras hasta que al final una dice que le encantaría matar a los que hicieron todo eso, y cuando cae en que ya están muertos –les cuesta- piensa que sus herederos aún están por ahí. Y todo ese grupito de niñatos de vuelta a Israel a promover la convivencia.
En España la liamos con la memoria histórica, pero por muchas pasiones que levante, no es más que un tema político. Dejamos a Franco aquí hasta que se murió, así que muchos odios no hubo en esos cuarenta años: nosotros somos más de acostumbrarnos a lo que venga y a echarnos unas tapillas. Toda la crispación es, en realidad, fabricada. Lo que me preocupa viendo esto es que me acuerdo de la mujer que lloraba delante de la cámara en el cementerio de Srebrenica, y me da mucha pena ver como se ha victimizado por completo a los musulmanes bosnios, y me da mucha pena que quizás, viendo este documental sobre Israel, estoy viendo el futuro de Bosnia. Me imagino a los niños de Sarajevo yendo dentro de sesenta años -¡SESENTA!- a Srebrenica para que nunca jamás olviden. Y me pregunto si no estaría bien, por una vez, aprender del pasado, ahora que nos está mostrando una lección en el presente.
(más info http://cineautor.suite101.net/article.cfm/defamation-o-la-paranoia-del-antisemitismo)

16 julio, 2010

la montaña de mahoma

Hace unos días me quejaba de que jamás volvería a trabajar en el periodismo. Ha pasado un año desde que decidí pasar de oficinas y lanzarme al freelancismo con pobres resultados -recibir un "ya no compramos nada por la crisis" es un triunfo- y ya me estaba desanimando. Pero a veces uno tiene la suerte de tener al lado a una persona que le dice que pare de quejarse y que mueva el culo, así que ahora escribo en una página web de colaboradores. Que de paso sea dicho, está bastante bien porque tiene un poco de todo. Debajo de mi perfil he puesto un link que lleva a "mis noticias", y aquí os dejo mi primer artículo sobre los festivales de Edimburgo:
http://europa.suite101.net/article.cfm/los-festivales-de-agosto-en-edimburgo
Por cierto, cobro por los clic que la gente hace en la publicidad, como podréis leer en la web, pero si alguien quiere ayudarme que no se pase el día dándole, que me echan de la página por una cosa que se llama "fraude de clic"! (pero si lo hacéis de vez en cuando no pasa nada)
Pues eso. Que si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma, y a dejar de quejarse y a seguir intentando.